De acuerdo con la Constitución, como Soberano y Superior religioso, debe dedicarse plenamente al desarrollo de las obras de la Orden de Malta y a dar a todos los miembros ejemplo de respeto a los principios cristianos.
El nacimiento de la Orden se remonta aproximadamente al año 1048. Bajo la dirección del Beato Gerardo, fundador y primer Gran Maestre, la comunidad religiosa se transforma en una orden religiosa laica.